martes, 4 de marzo de 2014

Cuento "ELMER Y WILBUR" de David Mckee



ELMER Y WILBUR

Elmer, el elefante de retazos, estaba esperando a su primo, Wilbur, que venía a visitarlo.
-         Está retrasado- dijo Elmer-. Tal vez esté perdido. Vamos a buscarlo.

-         ¿Cómo es Wilbur?- pregunto un elefante.
-         Espera y verás- dijo Elmer sonriendo-. Pero ten cuidado, a Wilbur le gusta hacer trucos, especialmente con su voz. Él es ventrílocuo. Puede hacer que su voz suene como si viniera de un lugar distinto de donde él está, como si viniera de cualquier parte.
-         Esto es divertido- dijo un elefante mientras empezaban a buscar-. Es como jugar a las escondidas.

De repente escucharon:
-         ¡Yu-ju! ¡Elmer! Aquí estoy.
Se dirigieron al lugar de donde provenía la voz.
-         ¿Me buscan a mí?- preguntó un tigre más bien sorprendido.
-         Lo siento- dijo Elmer-. Pensamos que eras mi primo.
-         Muy divertido, Elmer- dijo el tigre-. Quizás es a tu primo a quién oigo gritar.

-         ¡Ayúdenme!- decía la voz-. ¡Ayúdenme! Me caí en el lago.
-         ¡Es cierto, es cierto! ¡Puedo verlo!- dijo un elefante.
-         ¡Tonto!- dijo Elmer-. Es tu propio reflejo. Sigan buscando. Él está cerca, pero no en el lugar de donde proviene su voz.

Siguieron buscando y, durante todo el tiempo que buscaron, la voz vino de diferentes lugares. Gritaba << ¡HOLA! Aquí estoy>> o << ¡BUUU!>>, y los hacía saltar. Incluso vino de la madriguera de unos conejos.
Los conejos salieron diciendo:
-         No es divertido. No es divertido en absoluto. Es muy tonto.

Después de mucho buscar, un elefante dijo:
-         Nunca lo encontraremos, Elmer. Démonos por vencidos.
-         Wilbur- gritó Elmer-, nos damos por vencidos. Ya puedes salir.
-         No puedo. Estoy atascado en la rama de un árbol.
La vos de Wilbur venía de arriba. Los elefantes sonrieron.
-         Es muy listo- dijo uno de ellos.

-         Sino vienes ya- dijo Elmer-, tendremos que ir a casa sin ti.
-         De verdad estoy atascado en la rama de un árbol- dijo la voz de Wilbur. Los elefantes sonrieron de nuevo.
-         Elmer- dijo un elefante-, ¿Wilbur es blanco y negro?
-         Sí, ¿por qué?- dijo Elmer.
-         Ya lo vi - dijo un elefante-. De verdad está atascado en un árbol.

Todos miraron. Ahí estaba Wilbur, arriba de un árbol.
-         Wilbur- exclamó Elmer-, ¿Cómo hiciste para subir ahí?
-         No importa como subí, lo que importa es cómo voy a bajarme- dijo Wilbur.

-         No tengo idea- dijo Elmer-. Pero nosotros tenemos hambre, así que vamos a casa a tomar el té. Al menos ya sabemos dónde estás. Adiós Wilbur. Nos vemos mañana.

Y diciendo esto, empezó a guiar de vuelta a los elefantes.
-         ¡Oh, Elmer!- gritó Wilbur-. No me dejes. Me muero de hambre,

-         Ja, ja, sólo bromeaba- dijo Elmer riendo y volviendo a donde estaba Wilbur-. Si caminas a lo largo de la rama ésta se doblará con tu peso y podremos ayudarte a bajar.
Wilbur caminó lentamente por la rama. La rama empezó a doblarse. Cuando los elefantes pudieron alcanzarla, la halaron hasta que tocó el suelo y ayudaron a Wilbur a bajar.

-         Gracias- dijo Wilbur-. Ahora ¿dónde está ese té del que estaban hablando?
Después, riendo y bromeando juntos, corrieron durante todo el camino a casa.

Esa noche, cuando se acostaron a dormir, Elmer dijo:
-         Buenas noches, Wilbur. Buenas noches, Luna.
Una voz que parecía venir de la luna dijo:
-         Buenas noches, elefantes. Dulces sueños.

Elmer sonrió y susurró:
-         Wilbur, ¿cómo hiciste para subir a ese árbol?
Pero Wilbur ya estaba dormido.



No hay comentarios:

Publicar un comentario